XV Dom T.O. C - En defensa de la ciencia


    "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?"  
Lucas 10:25

Celebrando la resolución gubernamental de permitir la venta de los anticonceptivos Plan B sin restricciones en los Estados Unidos, una senadora dijo, Después de una demora excesiva, ha predominado la ciencia.[1]   En primer lugar, la ciencia suele buscar mayor precisión en la nomenclatura.  Los Plan B no actúan necesariamente como anticonceptivos sino, muchas veces, como abortivos.[2]  Los eufemismos son propios de la política y de la propaganda comercial.  Quizás no es la ciencia que ha predominado, sino la industria farmacéutica.  En la ciencia, el eufemismo no tiene lugar, porque oculta la verdad en vez de esclarecerla.  Pero no fue la senadora que habló de anticonceptivos, sino la revista TIME.

El mayor reparo con el comentario de la senadora no es por la semántica, sino por su compresión de la ciencia en sí.  Hoy escribo para defender el honor de la ciencia.  Ella ha sufrido una calumnia.  Ha sido víctima de un abuso conceptual gravísimo.  Me explico. 

El fundamento de la ciencia es el principio de causa y efecto.  ¿Será que eso ya no se enseña en las escuelas?  Puede ser.  Se enseñan las conclusiones de la observación empírica como si fuera dogma decretado desde lo alto por los señores de la santa academia que, según la mitología moderna, luchan contra los patrones de la retrógrada religión por el control de las conciencias.  Sin embargo, lo esencial en la formación científica no es el catálogo de las conclusiones, sino el método, para poder seguir modificando las conclusiones de ayer, camino a compresiones cada vez más certeras.  El fundamento de todo es el principio de causa y efecto.
La ciencia moderna nació cuando los naturalistas de antaño superaron el mito de la generación espontánea.  ¿Será que se les olvidó incluir la causa del embarazo en el programa de la biología?  Tiene una sola.[3]  Quien quiera evitarlo, debe observar un comportamiento adecuado.  El embarazo no deseado no es causado por conducta inmoral, sino por conducta irracional.  No es por falta de religión, sino por sexualidad irresponsable.  No hay mucho misterio aquí.  No estamos a la espera de descubrir la cura de algún virus raro.  Tampoco se trata de un castigo divino, sino de la consecuencia reconocida y usual de un acontecimiento único.

Se recurre a los medicamentos Plan B cuando falla el predominio de la razón, cuando prevalece la fantasía de que el efecto empíricamente observado puede disociarse de su causa en un caso determinado.  Es decir, cuando la pareja ha decidido comprobar con otro experimento más si efectivamente la relación sexual provoca la gravidez.  Al comprobar el concepto, (una vez más), atribuyen el fenómeno aparentemente paranormal a la mala suerte.  Como si fuera un atentado terrorista, se exige un encantamiento farmacológico para superar el exótico hechizo del cual cayó insospechadamente víctima.  La pastilla Plan B es el remedio para una actitud fundamentalmente supersticiosa.  No es un triunfo para la ciencia.  Es su derrota.

Suele acontecer, en todo caso.  Las pasiones son fuertes.  La juventud suele aprender de sus errores, y todas las generaciones cometen las mismas.  Los embarazos no deseados, cuando se asumen con amor, sabiduría y generosidad, se transforman en hijos queridos.  Quienes fácilmente se consiguen pastillitas para tomárselas con apuro nunca llegan a reconocer que todo ser humano, por pequeño o insignificante que sea, comparte la misma dignidad y tiene el mismo derecho a la vida.  Quienes asumen su paternidad inesperada responsablemente se parecen a aquél que encontró a un desconocido golpeado al borde del camino, y lo trató como amigo.

Por su proximidad en la temática, es importante observar la estadística sobre las razones citadas para abortar.  Sólo 6% de los casos se remiten a la salud.  Por otro lado, más de 60% de las mujeres se sienten presionadas (a veces, violentamente) para escoger un aborto.[4]  Todavía no hay datos sobre la Plan B, sin embargo, se puede esperar un cuadro semejante.  Sospecho que, al igual que el aborto, los grandes impulsores van a ser los hombres.  Sólo tienen que pagar.  Es la mujer que debe sufrir las consecuencias. 

Típicamente, se retrata la venta legalizada de esta nueva droga no sólo como un gran triunfo para la ciencia, sino para el feminismo.  En defensa de las mujeres, ¿cuándo van a inventar pastillas para que las tomen sus novios?  ¿Por qué siempre son ellas que deben sufrir los dolores y arriesgar la salud?  El cáncer de mama en mujeres jóvenes ha incrementado 2% cada año desde la introducción de las pastillas anovulatorias.[5]  No se van a saber las consecuencias largo plazo de las pastillas Plan B por veinte años más.  Pero no las van a sufrir los hombres. 

Aplicando el método científico, hay una hipótesis razonable que pronostica, por lo demás, un incremento en las enfermedades de transmisión sexual debido a la disponibilidad de la pastilla Plan B.  La lógica es evidente, pues, la opción por el sexo irresponsable se presenta como más atractiva.  El embarazo no deseado se resuelve con una visita a la farmacia, pero no hay fácil solución para la enfermedad de transmisión sexual.  Muchas son incurables y algunas son fatales. 

Habrá que estudiar eso durante las próximas décadas para comprobar la hipótesis.  Por desgracia, se va a comprobar con las vidas de las personas.  Los científicos van a tener que contar cuántos de las habituales consumidoras se mueren porque a nadie le importó. 

La ciencia obliga a la objetividad.  Hay que tomar distancia de los intereses personales; sean económicos, políticos o afectivos; para actuar razonablemente y evaluar las consecuencias reales imparcialmente y sin temor.  En la historia del samaritano, el sacerdote y el levita tenían planes y ambiciones.  Para ellos, la vida de un desconocido no tenía importancia.  Dejaron al hombre herido sin atender.  El extranjero, porque no tenía intereses personales para cuidar, lo trató como su amigo.  Objetivamente, ¿cuál de los tres obtuvo el mejor resultado?

 Nathan Stone sj


[1] After far too long of a delay, science has prevailed. Senadora Patty Murray, demócrata del estado de Washington, Revista Time, 24 Junio 2013.
[2] Si la persona no haya ovulado, la pastilla funciona como anovulatoria. Se ya ovuló, es probable la concepción ya haya acontecido.  No se concreta el embarazo, porque la pastilla provoca pérdida. La literatura a favor de la pastilla suele hacer una distinción entre la fecundación del óvulo y el embarazo propiamente tal, pero no hay evidencia científica para afirmar la distinción.
[3] Con una feliz excepción en la raza humana, cf. Lucas 1:35.
[4] Sobre razones por abortar: http://en.wikipedia.org/wiki/Abortion_in_the_United_States, y sobre aborto forzado, cf.  http://www.publiceye.org/ark/reproductive-justice/articles/forced-abortions-america.php
[5] Cf. http://articles.latimes.com/2013/feb/26/science/la-sci-breast-cancer-younger-women-20130227

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